La Muerte y lo fatal
Amigos y amigas, esta vez no hablaré de astrología… sólo que necesito expresarme y aunque quizás sueno algo inconexa… aquí va
En estos días pasados, después de enterarnos del inesperado accidente sufrido por 21 compatriotas, no nos queda otro remedio que pensar en la vida y en la muerte, porque no se piensa en la muerte sin pensar en la vida… en la vida truncada de 21 personas, todas con mucho todavía por hacer… Se nos olvida a cada rato, que la vida es una, aunque tengamos muchas oportunidades de vidas, cada una de ellas es una. Así, independiente de nuestros credos y religiones, la vida siempre es una; y no podemos irnos de ella sin cumplir con nuestros cometidos, que es vivirla, no podemos irnos sin cumplir con la obligación mayor que es respetar la vida. Respetar la vida de todo lo que vive a nuestro alrededor, y respetar también la vida nuestra.
Con frecuencia se nos olvida respetar nuestra propia vida; respetar quien realmente somos nos permite respetar a los otros en ese mismo sentido, lo que en la práctica significa ser honestos, ser verdaderos, ser auténticos… palabras que se han repetido una y otra vez en estos días en relación a las personas que volaban en ese avión de la FACH siniestrado… iban en un viaje de solidaridad, o quizá iban camino al paraíso como una de las chicas le manifestó a un cercano antes de partir.
Los viajeros al archipiélago de Juan Fernández eran 21, iban con el motivo principal de inaugurar y mostrarle al resto del país, las últimas construcciones levantadas después que el tsunami del 27 de febrero del año pasado echó abajo prácticamente todo… entre los viajeros: el empresario Felipe Cubillos con una parte valiosísima de su equipo humano de “Desafío Levantemos Chile”, fue uno de los primeros chilenos que se levantó a solidarizar con sus congéneres apenas supo que a “Puntito” se lo había llevado la mar para nunca más devolverlo; su abuelo hoy, devolviendo la mano fue el primero en recobrar uno de los cuerpos que el accidente aéreo mutiló… Viajaban dos funcionarias del “Consejo de Cultura” llevándole libros a los niños del archipiélago, y aparte de los tripulantes al mando de una de las primeras pilotos mujer de la fuerza aérea chilena; también iban con ellos a reportar las obras de la reconstrucción un equipo del programa “Buenos Días a Todos” de Televisión Nacional de Chile, comandados por uno de los rostros más importantes de la fama local: el querido Felipe Camiroaga… Dios mío… la gente de la tele parece inmortal, se parecen a los dioses del Olimpo… porque aún cuando son “muy humanos”, y esa es la gracia de los dioses griegos, sabemos también que como dioses, no mueren nunca… y va entonces un Camiroaga muy guapo, muy juguetón y generoso, y nos desmiente!
Felipe Camiroaga desmiente también la imagen de uno de esos famosos faranduleros inalcanzables que no le preocupa el prójimo… al contrario en estos días nos enteramos lo que muchos ya conocían: las múltiples historias de su generosidad y sobre todo de su humanidad… mientras escribo esto, con las noticias de fondo, me entero que la última entrevista que dio ocurrió minutos antes de subir a ese fatídico avión… las reporteras, un par de adolescentes que tenían como tarea entrevistar un famoso, muy serias le preguntaban por sus logros, por sus opiniones, y él muy serio también les contestaba como si fueran representantes de la revista más importante del planeta… creo que esa sola imagen lo hace grande.
La vida y la muerte se tocan, y cuando eso ocurre y podemos verlo… nos transformamos. Como dice un amigo en la red de internet; nuestro país ha necesitado purificarse mediante los cuatro elementos: por el agua mediante el tsunami del 27 de febrero, por la tierra a través de los 33 mineros atrapados, por el fuego con el incendio de la cárcel de San Miguel; y ahora por el aire con este accidente de aviación en el archipiélago de Juan Fernández. Se cierra un ciclo, pero no debemos olvidar que las muertes de los ciclos siempre abren un espacio para que crezca algo nuevo… que eso nuevo sea la capacidad de darle un reconocimiento al amor.
Que el amor sea el consuelo para los familiares y seres queridos de las víctimas, que el amor vibre en el elemento aire y sus vientos lo transporten por todo el país tocando a cada uno de nosotros, que nos de claridad para entendernos y comprendernos, particularmente a nuestras autoridades para que obtengan visión clara y tomen las mejores decisiones tan importantes para todos nosotros como son la educación de todos los hijos de Chile… mientras tanto, y sin poder evitarlo, digo como Rubén Darío en “Lo Fatal”:
Dichoso el árbol que es apenas sensitivo
Y más la piedra dura porque esa ya no siente
Pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo
Ni mayor pesadumbre que la vida consciente
Ser y no saber nada
Y ser sin rumbo cierto
Y un futuro temor
Y el espanto seguro de estar mañana muerto
Y sufrir por la vida
Y por la sombra
Y por lo que no conocemos
y apenas sospechamos
Y la carne que tienta con sus frescos racimos
Y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos
Y no saber adónde vamos
ni de dónde venimos
Que el amor acompañe a nuestros 21 viajeros donde quiera su destino sea…
