miércoles, 17 de febrero de 2010

Tiempo de Piscis

Mañana jueves 18 de febrero (13:40 - hora de Chile), el Sol hace su ingreso a Piscis, el último signo del zodiaco, lo que nos hace reflexionar sobre el sentido de la existencia.

Para poder realizar una tarea efectiva en el mundo necesitamos estar conectados con nuestro ser interno, esto nos pone en contacto con un propósito existencial más elevado del que teníamos cuando sólo mirábamos al exterior. Nuestra pequeña voluntad personal se une a la voluntad divina de modo que las fuerzas idealistas e inspiradoras de nuestra visión interna nos guían y nos dan alas.


El contacto con las fuentes espirituales que emanan de nuestro propio interior se establece mediante la oración y/o la meditación. Cuando la gente se siente en apuros comienza a rezar, como dijo un gran místico: “La oración es el llanto del corazón que reconoce poderes más grandes que el suyo”, sin embargo cuando oramos por lo general pedimos a otro fuera de nosotros mismos... algo para nosotros.    Una invocación es una llamada a las energías o cualidades superiores y la respuesta, que debemos estar seguros de obtener, es la evocación. La Gran Invocación no es propiedad de ningún individuo ni de ningún grupo en especial, pertenece a toda la humanidad.

"La belleza y la fuerza de esta invocación reside en su sencillez y en que expresa ciertas verdades esenciales que todos los seres humanos aceptan de forma natural: la verdad de la existencia de una inteligencia básica a la que vagamente damos el nombre de Dios; la verdad de que detrás de las apariencias externas, el amor es el poder motivador del universo; la verdad de que vino a la Tierra una gran individualidad llamada el Cristo por los cristianos que encarnó ese amor para que pudiéramos comprenderlo; la verdad de que el amor y la inteligencia son consecuencias de la voluntad de Dios y, finalmente, de que el plan divino sólo puede desarrollarse a través de la humanidad misma" (Alice A. Bailey).

La Gran Invocación

Desde el punto de Luz en la Mente de Dios,
que afluya luz a las mentes de los hombres
que la Luz descienda sobre la Tierra.

Desde el punto de Amor, en el Corazón de Dios
que afluya amor a los corazones de los hombres
que Cristo descienda sobre la Tierra.

Desde el centro donde la voluntad de Dios es conocida
que el propósito guíe las pequeñas voluntades de los hombres
el propósito que los Maestros conocen y sirven.

Desde el centro que llamamos la raza de los hombres
que se realice el Plan de Amor y de Luz
y selle la puerta donde se halla el mal

Que la Luz y el Amor y el Poder, restablezcan el Plan sobre la Tierra.